domingo, 18 de enero de 2009

El secreto

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Cuentas el tiempo,
marcas el espacio.
Apacíguate,
revolotea el azul
como un pájaro perdido.
Anídalo en el pecho.
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Moriré con un puñado de sal
lamiéndome los dedos,
y el verde abrigará mi canto
hasta que florezcan de nuevo los campos.
Allá donde te encuentres,
mi patria serán tus labios.
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Soy un mito que pasea
tu nombre por las calles,
la palabra que inútilmente evitas,
como si el agua que fluye
por nuestros cuerpos fosforescentes
no descendiese al mar.
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Pienso en ti cuando me lees.
Bésame.
Aquí.
Ahora.
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