miércoles, 26 de mayo de 2010

Contrarreloj

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Quizás, llama otra vez,
no sale hasta las ocho,
diez minutos es demasiado tiempo
para estar allí, tendida sobre la acera,
tiempo muerto, quedan veinte segundos
para el final, todavía es posible,
concédeme un minuto,
las llaves no aparecen
y confluyen en esta misma esquina,
amarga como el llanto,
un suspiro, un pispás, un estornudo,
eras joven, tu foto,
diecinueve años, el tiempo no pasa
cuando estoy contigo, nos subiremos
al siguiente, pronto para morir,
los jueves de seis a ocho,
malditos calendarios,
en un segundo te cambia la vida,
escucho una ambulancia cuando duermo,
llámame más tarde, esta noche no,
te llevo a casa, espera,
vivo al otro lado del cruce, tienes
la sangre violeta, no me contestes,
no sé cuál es tu nombre,
quedan veinte segundos,
gracias por su visita,
te querré siempre, ahora
y siempre, tú conmigo, bajo la lluvia,
la única justicia que nos queda.
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miércoles, 19 de mayo de 2010

"Te llamo alma, con un cuidado extremo" (Antonio Cabrera)

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Todo ordenado. Pasas
la llave, doblas la ropa, te sientas.
Ilusionismo, truco.
El sauce en un lugar
pensado, proyectado
de la misma forma en que los objetos
vienen a ti, te buscan.
Plato, taza y cuchara
acuden a tus brazos
con la docilidad de un perro viejo.
Enroscado en la cuchara el sabor
aúlla y se vuelve dulce,
es fórmula secreta
que lo organiza todo.
Dispones el espacio,
sitúas las plantas, el césped, el cielo
dentro del colacao.
Aquello que perdimos,
lo que siempre nos falta,
asentado en el fondo
mágico de su grumo.

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miércoles, 12 de mayo de 2010

Intactos, hasta el alba

Descansa en ti la noche,
con sus dedos de terciopelo guarda
recuerdos en estantes.
El ruido ya no es retorcido anzuelo
en el asfalto, grito enmudecido
por motor de automóviles,
sino lenguas de tierra,
túneles con dirección primavera,
semáforos en flor.
De niña desenterrabas miñocas,
colgaban del sedal
hundidas en el agua:
era fácil morder
o callarse la boca.
Sin embargo ahora la sangre se agarra
como la hiedra a ti,
los ríos azules de tus muñecas
ya conocen el rastro de los árboles
ocultos en cemento,
intuyen su vértigo de cascada;
pero allí permanecen,
intactos, hasta el alba.
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miércoles, 5 de mayo de 2010

A la sombra


Hace calor, la melisa y el espliego
se mezclan en la tarde,
es tu piel, llegas desde algún lugar,
fortuna caprichosa
o bálsamo secreto.
Evalúo distancias
tendida sobre la hierba,
son laberínticas las ramas
que me cobijan,
temo al cielo azul, es inmenso
si bajan a beber tus ojos
hasta la orilla,
amo la frescura del agua,
su lámina intangible;
el miedo es ciego jeroglífico
escrito en las líneas de la mano


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