domingo, 13 de junio de 2010

Terneza

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Rebusco en el nidal
donde cada palabra fructifica
para morder tu labio
con las voces más tiernas,
si fuese un animal
me revolvería el hambre,
la inquietud de sus vísceras
opuesta a la ciudad del cloroformo,
a su brutal manzana digital.
Unicornios cruzan las autopistas
con la boca sangrando,
se vienen a morir
bajo secretas ramas,
desde este sauce escribo
lo que en su savia callan.

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