martes, 12 de mayo de 2009

Antonio Vega

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La frágil cueva de marfil
esconde un pequeño corazón humano.
Vibrantes estalacticas armónicas
dominan el valle de luciérnagas.

Eres el perfil del lamento,
la música victoriosa
en la rotura del cuerpo.

Chico de barrio
con el alma entre los dedos,
trasparente adicción
traspasando las venas del silencio.

Tú sí que eres
el sitio de mi recreo.

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