Hablo del vacío
que esconden tus trajes.
Del nudo de la corbata.
De la vuelta a casa
sumergido en la vergüenza
del estorbo,
de lo inútil.
Fermenta tu voz
en el aire espeso, atragantado.
No tienes dinero,
no tienes trabajo.
Tan sólo unas manos
limpias,
nerviosas,
desvalidas.
Unas manos que aman.
Unas manos que aman.
.
.
.
1 comentario:
Me encanta.
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