Territorios del norte

.

..

.

.

Deseo el cáliz del mediodía en la humedad del norte,

me seduce la verónica de fuego en la mordida del mar

que pertenece a la arquitectura salvaje de la roca.

Me devoro hasta sus playas reinventando el tacto de mi forma

en el territorio mítico de tus manos,

siendo carne de luz

..

.

.

.

.

Una vasija para Sylvia

.

.

.

.

Aunque subas las escaleras hasta mis pies descalzos
para invitarme a devorar frescas manzanas
no podré compartir el tacto de esas raíces con saliva.
Aunque mastiques las rosas más apetecibles del jardín
y me señales con el veneno afrutado entre tus sueños
no giraré la cabeza cuando pases esmaltando mareas.
Tengo el pelo enredado en el punto exacto de tu vertical
y me sobran ironías bajo las uñas para envejecer la piel,
pero agonizaré hasta el límite de las sábanas arrugadas
que se parten de dolor sobre el aspa de la cruz,
como horizonte que te abraza y calma
en el desequilibrio virginal de la tierra santa.
Me quedaré con esa blanca flor vestida sobre el patio de los espejos

.

.

.

.

Circunstancias

.
.
.

.....Repaso sin entusiasmo los dobladillos de mi traje de noche, sus puntillas cosidas a máquina al dictado del serial radiofónico. Yo doy puntadas a mano, sin dedal y con hilos de seda que cortan la piel. Me acarician las agujas, y por cada lágrima placentaria que reverbera en lo dactilar, sollozan penumbras de gozo bajo las enaguas de raso.
.....Afuera, la muchedumbre hinoptizada aplaude ante el nuevo traje del emperador. Triunfa en el mundo el patronaje industrial de una forma que me pertenece en su oquedad. Sonrío irónicamente mientras bailan al compás de las lluvias desluciendo sus atavíos de papel.

.

.

.